viernes, 17 de diciembre de 2010

Estambul en mis manos !

La Factoría me ha hecho muchos regalos, entre ellos los amigos, y entre los amigos The Gomez, que son Helena y Florencio. Comensales que disfrutan cada bocado de los platos que piden en mi mesa y tienen la gentileza de preguntar qué quiere uno si se van de viaje.  Florencio suele hablar de los polvos mágicos que pongo en la comida.

Antes de iniciar un periplo por el Medio Oriente del mundo preguntaron que quería. Dije que un sobrecito de alguna especie preparada para un plato salado o dulce, cualquiera se agradece. Hoy fueron a visitarme con ese cariño y ese calor que puede ser más fuerte que el de la cocina. Una vez más cubría yo la vacante de la cocinera, que no apareció, y no podía sentarme con ellos a oír los cuentos del viaje. Hasta la puerta de la cocina llegó Helena requiriéndome. Se tuvieron que ir. Los cuentos quedaron para otro día. Para mi conmoción me dejaron una bolsita con dos presentes, dos pedacitos de esas lejanas tierras - o tres, la bolsita era la original y dice Ucuzcular, Estambul 1886 (la tienda tiene más de cien años).  Me regalaron azafrán y vainilla. Creo que, en carne - como decía mi hermano de pequeño - nunca había visto tanto azafrán junto. La cajita es inmensa, valga la contradicción, y la astillita de vainilla viene en su tubito. Es algo que hace tiempo no vemos por aquí. Prometo preparar algo que permita disfrutar cada hebra de ese azafrán, que viajó desde tan lejos hasta mis manos, y perfumar un rico postre con esa vainilla pronto, muy pronto.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Buen viaje Joseíto !


He regresado después de un acontecimiento que marca un antes y un después. José El Enano Rodríguez, mi esposo, cómplice y socio en la Factoría del Enano, se fue a montarle los eventos a San Pedro. Una nueva estapa se abre ante mí. No tengo ganas de escribir balances o biografías, todo a su tiempo. Postearé sí una foto, tomada por mi amigo y colega cocinero Juan Alonso Molina, que creo que refleja mucho de lo que éramos. Aclaro, no es mi mejor foto, sé que no le gustará mucho a mi querido Fran Beaufrand, pero es el retrato de un momento preciso de mi vida.

domingo, 9 de mayo de 2010

El pan de mi tía María es el más rico del mundo !



Supongo que la primera vez que probé el pan de mi tía tendría meses, seguramente buscaban distraerme con el pedacito de pan, como se hace con todos los niños para que se estén quietos, y ese recuerdo se me grabó en el alma. Mi tía María Lares - viuda de mi tío Domingo Marcano, uno de los hermanos de mi abuela- es una de las famosas panaderas margariteñas.

Desde que tengo uso de razón celebro la llegada a mis manos del pan de leche, las rosquitas cubiertas, las empanadas de guayaba, los suspiros, el pan aliñado y otras delicias que salen de ese horno de leña que está al final de la calle Unión de La Asunción. Y forman parte del acervo gastronómico margariteño. Pueden comprarse en la puerta de la casa o a las vendedoras, que con sus cestas se ubican en varias plazas de Margarita. Son varias las vendedoras informales, que en sus inmensas cestas ofrecen a los transeúntes toda la tradición dulcera de la isla.



Recuerdo, con la misma sorpresa del momento, la imagen de mi tía batiendo manualmente una docena de claras de huevo para los suspiros, a sus ayudantes amasando y armando los panes, el pan saliendo del horno de leña. Iniciando mis estudios de periodismo decidí estrenar mi primera cámara con ella haciendo pan, buscando plasmar esas imágenes con las que había crecido. Al mejor estilo antropóloga/fotógrafa, me le presenté en su casa una Semana Santa, después de recorrer el espacio le dije dónde me gustaría que se ubicara para tomarle las fotos. Con pasmosa tranquilidad me dijo: “mija y tú me vas a fotografiar a mí, así tan fea y acalorada”. Fin de la sesión fotográfica.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Hoy 5 de mayo, conversatorio en Yamin Gourmet !

"Presente y futuro de las cocinas en el mundo" con Ocarina Castillo, Miguel Sánchez R, Víctor Moreno.

lunes, 3 de mayo de 2010

Yo empecé a escribir en Tal Cual


Había tenido miedo de escribir por aquello del Samán de Güere que me cobija (mi papá: Jesús Rosas Marcano), además me especialicé en audiovisual, que es la rama de la comunicación que me apasiona. Pero conocí al cocinero Jacques Decrock quien me invitó a participar, con una columna, en la página semanal de cocina que estaba negociando con el periódico Tal Cual. Tras largas conversaciones con papá, le pusimos El Gusto es Mío a mi colaboración. Decía papá que tenía que ser así con soberbia: “ el gusto es tuyo de compartir tus reflexiones sobre cocina con tus lectores”.

Nació de esta manera, en octubre de 2000, la columna en la que escribí sobre los ingredientes que Decrock usaba en sus recetas, o reseñaba algún acontecimiento de la coquinaria nacional o internacional. Y así también se abrió otro espacio de comunicación con papá. Mientras vivimos juntos, antes de llevar sus escritos con los que colaboraba con varios periodicos capitalinos, me los daba para que los leyera. Cuando salí del nido me los enviaba por fax, lo de correo electrónico no iba con él. Ahora el camino se haría a la inversa, le enviaría yo mis textos. Duró un año la página y la columna entró en sueño, como dicen los masones, hasta marzo de 2006 cuando Eduardo Orozco, encompichado con José El Enano Rodríguez, me puso a escribir otra vez, en el semanario Correo del Avila que dirigía. Reapareció entonces El Gusto es Mío, colaboración que entregué puntual a mis lectores hasta enero de este año en que el semanario desapareció. La crisis económica se lo llevó. Decidí entonces seguir con la escritura pero esta vez en el ciberespacio con un blog. La vida me presentó el reto de buscarle un nombre, el de mi columna lo había tomado una bloguera, no importó la vida está hecha de esos retos. Aquí estoy haciendo un poco de historia agradecida a Teodoro Petkoff y celebrando los diez años de Tal Cual. ¡Salud, que sean muchos más!

jueves, 22 de abril de 2010

¡Gracias Vladimir Viloria por hacernos saborear sólo los mejores !


Durante dos días, 15 y 16 de abril, los caraqueños tuvimos la oportunidad de hacer un paréntesis en nuestro trajín, para conocer los mejores caldos que nos ofrecen las empresas importadoras de vinos, que hacen vida en nuestro país. El artífice de esta isla de la fantasía, de 48 horas, denominada 3ra Muestra Internacional de Vino Premium, es el experto catador y escritor Vladimir Viloria.
Conocí a Viloria cuando registré en video el Primer Salón Internacional de Gastronomía (SIG) de Caracas, y supe que era el heredero de la sapiencia y honestidad de Ben Amí Fihman, el pionero en estas lídes de crítica gastronómica y vitivinícola. Estoy segura de que mucho aprendió de él, se formó a su lado y logró desarrollar su talento y sensibilidad hasta hoy que trabajando de manera independiente es una de las voces más importantes y autorizadas sobre vinos y destilados.
El primer día recorrí el salón en inmejorable compañía, la del colega y amigo Alfonso Molina. Hicimos zapping buscando uvas más que marcas, así degustamos un shiraz delicioso, un monastrel de jumilla riquísimo, un vino de autor con tempranillo y graciam que nos sorprendió y varios cabernet Sauvignon maravillosos, y varias cavas rosé generosas, en fin fue la fiesta del paladar.
El segundo día participé en dos de las cinco catas, que fueron la novedad que ofrecía el evento, en ésta su tercera edición. Participé en las de Chile e Italia. Me gustó escuchar de Viloria el agradecimiento que le debe el gran público venezolano a los caldos chilenos, que fueron los primeros en promover masivamente el consumo de vino en nuestro país. Los participantes entendimos la importancia de la presencia de la mano francesa en los viñedos chilenos, de cómo algunos de sus vinos reposan en el mismo roble que un Château Lafite y cómo Miguel Torres revolucionó la cultura vitivinícola. En la cata de caldos italianos confirmé que parte de mi genética es definitivamente de ese lado del mundo. La disfruté con unos buenos amigos Helena y Florencio Gómez, mejor conocidos por The Gómez. Viloria nos hizo percibir el sello del suelo volcánico en el caldo napolitano, la uva pasa en los veroneses, el roble francés usado o el nuevo en un Montalcino o un Nero d´Avola, sin sentirnos abrumados por las 700 uvas con las que cuentan los italianos.

sábado, 10 de abril de 2010

Qué sorpresa: Argelia Ríos hace un majarete glorioso !


Las mujeres no dejamos de sorprender. El 6 abril celebramos el septuagésimo quinto aniversario de Graterolacho en la Factoría del Enano. Un grupito de amigos se reunió para agradecer al Dios Baco el contar un año más con la gracia de Manuel Graterol Santander.
Mientras atendía a los comensales y llegaban los celebrantes recibo una bandeja de manos de Grate, al tiempo que dice: es el majarete de Argelia Ríos, guárdalo.
Primera sorpresa: la polémica periodista y analista político hace majarete ; segunda sorpresa: es cuadrado e inmenso, su generosidad la reflejó en el tamaño del majarete, enorme!!
Con toda la suspicacia de haber sido criada comiendo el majarete de la orientalísima Sra. Nuncia, nuestra vecina del frente en las Residencias El Samán de El Marques, mantengo silencio ante el tema hasta poder probarlo, eso sí discretamente.
Sorpresa el majarete de Argelia es glorioso, sabe a coco, es lisito, es decir no tiene grumos, el punto de dulce es perfecto y la canela no atormenta. Quién se imaginaría a esta aguda analista política haciendo la leche de coco, parada pacientemente, dándole amorosamente paleta a un majarete, con ese gesto vernáculo y femenino de nuestra gastronomía nacional, sin él la harina de maíz no cede.
El acontecimiento, de la elaboración del majarete, fue twiteado y los pedidos llovieron. Logrará Argelia satisfacer la demanda?

martes, 30 de marzo de 2010

En busca del edulcorante natural


No soy muy dulcera, pero me gusta endulzar algunas bebidas, sobre todo las calientes. Y tengo gente cerca que, por razones de salud, ha debido drásticamente sustituir el azúcar refinada por cualquiera de los edulcorantes artificiales que ofrece el mercado, por lo que me he dedicado a buscar alternativas naturales. Paseando por mi biblioteca de Alejandría, es decir la Internet, supe de la existencia del néctar de agave y la estevia.
El néctar de agave lo hacen los mejicanos a partir del agave azul, el mismo del que extraen el Tequila. Estoy por creer que su uso primario fue para la preparación de cócteles con tequila, ya que el azúcar granulada difícilmente se diluye en el frío del hielo. Luego descubrieron sus bondades, que destaca el neuropsiquiatra francés David Servan-Schreiber, en su site www.guerir.org . El néctar de agave es un sirop cristalino, de sabor neutro, rico en fructosa, con un índice glicérico 4 o 5 veces menor que la miel y endulza el doble del azúcar. Mi ahijado Juan Manuel me lo trajo en una hermosa botella de México. He endulzado café, tilo y hasta yogurt, y cumple su papel a cabalidad. Endulza sabroso y uno sin culpa. Luego de probarlo, decidí llamar a mi amigo el cocinero e historiador Juan Alonso Molina, muy vinculado a la producción de Cocuy en Lara, para saber si nuestros amigos larenses no habían experimentado con el néctar del agave cocuy que es primo del agave azul. Pronto tendremos noticias.
Mi investigación con la estevia me llevó a Quinta Crespo, donde en una tienda naturista venden sobres con las hojas secas. La estevia es una planta originaria del Paraguay cuyas hojas hervidas convierten el agua en un potente edulcorante que ya tiene versiones industriales líquidas y granuladas. Seguí la instrucciones que traía y el resultado fue, como dirían en Francia, degoutant, es decir horrible, el after taste es muy desagradable, igual al de su presentación industrial/comercial. Habrá que seguirlo intentando. Por ahora administraré mi botellita de néctar de agave.

lunes, 15 de febrero de 2010

Las "Biblias" de mis maestras

Mercedes Pardo llamaba “Biblia” a su libro de cocina de cabecera. Ante cualquier duda se buscaba la “Biblia”, que en cristiano, o en francés, se llama: Bons Plats, Bons Vins; 3000 recettes et conseils de cuisine bourgeoise (Buenos Platos, Buenos Vinos, 3000 recetas y consejos de cocina burguesa) de Curnonsky, Príncipe electo Gastrónomo, editado por Ponsot, en 1950. Poniéndole seriedad al asunto, el libro de consulta de Mercedes no podía ser sino ese. Curnonsky era el pseudónimo de Maurice Edmond Sailland (1872/1956) gastrónomo, humorista y crítico culinario francés. Curnonsky funda en 1930 la Academia de los Gastrónomos y La Academia del Humor. Con Mercedes las dudas de preparaciones internacionales se le consultaban a Curnonsky, y para las nacionales, por supuesto, se pedía auxilio a La Cocina, de Don Armando Scannone.

También editado en la década de los cincuenta, exactamente en 1959, El Cucchiaio D´Argento era una de las biblias de mi mamá, Dora Flunger, un clásico de la cocina italiana. Allí se instruía al ama de casa no solo en el arte de cocinar, sino también en el de organizar su cocina o su nevera. No se si vino con la dote o Mamá se lo compró para auxiliarse, ya que al casarse no sabía ni freír un huevo. La otra Biblia familiar, uno de los recuerdos de los dos años que vivimos en Francia, en la década de los sesenta, es el libro de Raymond Oliver, el otrora chef y propietario del mítico restaurante parisino El Gran Vefour, y conductor del primer programa de cocina de la televisión francesa. Son dos maravillosas referencias a la hora de disipar dudas. Creo que la primera vez que los tuve en las manos fue como a los diez años; cuando, a raíz de un quebranto de salud, mamá negoció con el médico de la familia permanecer en su cama, sin moverse, a cambio de no ser hospitalizada. Y yo aprendí a cocinar. Me recuerdo sentada en el pantry de la cocina, hojeando cualquiera de los dos libros, interpretando esas maravillosas fotos que te decían cómo deshuesar un pollo o cómo hacer una salsa bernesa, mientras seguramente esperaba que alguna preparación estuviera lista, quizás un arroz.

Cada una de las mujeres que me han marcado, enseñado y guiado en este delicioso camino de la gastronomía tienen sus biblias. La señora Diana Calimici, codueña del desaparecido Piccolo Café, tenía como libro de consulta la Cocina de Doña Petrona, firmado por la Julia Child argentina, Petrona Carrizo de Gandulfo, todo un clásico. Margarita Hernández-Ron vive citando su Enciclopedia Salvat de Cocina, doce tomos, que atesora desde hace más de treinta años, de donde sigue sacando ideas.

Tan importante como los cuchillos, es contar con un buen libro de cocina, con el que se puedan disipar las dudas, aunque Internet es un magnífico y dócil pinche no hay como el disfrute de pasar páginas llenas de recetas.