Una alcachofa no se puede comer con prisa. Hay que preparar el ánimo y disponer del tiempo. Prepararse uno a tomar cada hoja, para saborear ese tercio de pétalo que guarda un pedacito del corazón, que previamente se ha bañado, por ejemplo en aceite de oliva con limón. Y cuando se llega al centro iniciar el ritual de despejar el corazón para luego cortarlo en trozos y sumergirlo en lo que ha quedado de vinagreta. Eso no se hace de pie y mucho menos a la carrera. No recuerdo cuando me comí mi primera alcachofa, lo que si tengo grabado en el alma es el ritual de saborearla, hoja a hoja para finalmente disfrutar su corazón, seguramente copiando a mí mamá. Todo con calma sin apuro. Por eso creo no logro conseguirle el gusto a las enlatadas.
La alcachofa es una hortaliza, pero en verdad una flor, la inflorescencia de la alcachofera, un pariente del cardo. Un producto de temporada, en Europa, aquí te sorprende en cualquier momento, en el anaquel del supermercado. Su origen lo ubican en Sicilia, aunque hay quien afirma que griegos y romanos ya conocían de sus bondades y la disfrutaban. Cuando Catalina de Médicis se convirtió en Reina de Francia, al casarse con Enrique II, la llevó a la corte francesa, convirtiéndola en una costumbre gastronómica muy preciada en la mesa gala. Forma parte de la dieta mediterránea. Hasta un digestivo italiano llamado Cynar, muy popular, se prepara con la mezcla de sus hojas y de 13 hierbas y plantas aromáticas.
Los principales productores europeos son Italia y España, que es el segundo productor mundial. A nuestro continente vino con los colonos franceses, ingleses y españoles. A los Estado Unidos habría entrado por Luisina y California, de la mano de franceses e ingleses, respectivamente. Podríamos decir que fueron los españoles quienes la trajeron al continente suramericano y con sorpresa he descubierto que desde el año 2000 los peruanos se han esforzado en producirla, al grado de ser en estos momentos uno de los exportadores mundiales de alcachofa fresca y procesada, aunque Argentina se encuentra ubicada de tercera en la lista de productores mundiales.
Con respecto a la alcachofa procesada debo decirles que no es precisamente de mi agrado y gracias a la revista SpainGourmetTour, me entero que las preparadas con el sello de la IGP (Indicación Geográfica Protegida) Alcachofas de Tudela podrían gustarme. Han cuidado el procedimiento de tal manera que se asemeja al que hubiera seguido un ama de casa, y controlando temperatura y tiempos de esterilización se evitan usar, para su conservación, el ácido cítrico, que les cambia el sabor y el color.
Ni Pablo Neruda escapó de su hechizo y le dedicó unos versos en la Oda a la Alcachofa y hasta Marilyn Monroe al parecer ser fue la primera reina de la alcachofa.
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